Introducción
Perra memoria
(Lengash, 2019), es un libro de cuentos del escritor y docente universitario José
Lalupú Valladolid, texto que ya ostenta su tercera edición (las dos anteriores
han aparecido bajo el mismo sello editorial en los años 2015, 2016). Este libro
ofrece seis historias: “Perra memoria”, “Celebración de la muerte”,
“Ñañañique”, “Etemenanqui”, “Dórica y el cepo” y “El maestro de literatura”. La
denominación del primer texto le otorga título al cuentario, lo cual es un
acierto, pues en el mundo representado de sus relatos el recurso de la memoria
es un elemento importante para establecer el pacto ficcional con el lector, y,
además, para determinar la verosimilitud de lo narrado. A continuación, ofreceré una lectura de cada texto
que conforma este libro.
Infortunio y
oralidad en “Perra memoria”
Este primer cuento aborda la trágica
historia de amor entre una pareja de estudiantes universitarios. Es un cuento
escrito desde el plano del testimonio, el cual se presenta cargado de cierta
culpabilidad por parte del narrador, pues se dirige en todo momento al recuerdo
de una muchacha muerta. La historia aumenta su punto aciago en el hecho de que
el único testigo del amor que se profesaba la pareja era un perro al que habían
llamado Barroco, mascota que hasta cierto punto representa el destino de los jóvenes enamorados. Cuando la protagonista decide curar al perro de una sarna agresiva y le
arroja ácido en vez de un líquido refrescante sobre el lomo, el narrador, para
ahorrarle el sufrimiento al animal, resuelve matarlo de una gran y certera
pedrada. La muerte del perro es simbólica en el mundo representado, pues
constituye el origen de una serie de desencuentros entre la pareja.
El cuento posee un buen ritmo
narrativo, recurso que le permite al autor presentar los hechos de manera fluida.
Este acierto también se aprecia en la utilización de un lenguaje eminentemente oral. Sin
embargo, llama la atención el empleo de un elemento intertextual, escrito en
cursivas, que trata sobre la costumbre que ha tenido el hombre de comer carne
cruda, y cómo esta necesidad de alimento se relaciona con la posesión sexual.
Este recurso narrativo, siempre bajo mi lectura, no le aporta al desarrollo de
la historia. Su presencia en el texto no contribuye a complementar la trama ni a
darle un giro al desenlace, lo que es usual cuando se recurre a este tipo de estrategias.
Lo
carnavalesco en “Celebración de la muerte”
En este cuento el plano de la
realidad es llevado a la ficción. El mundo representado de la historia tiene
como leit motiv el partido entre
Cienciano y Boca Junior, acontecido en el 2004, con resultado favorable al
equipo cuzqueño, el cual lo convirtió en el campeón de la Recopa sudamericana
de ese año. En un principio, como se trataba de hechos conocidos por todos los
aficionados al fútbol, pensé que la narración iba a caer en lugares comunes y
que el desenlace no iba a pasar de una anécdota divertida. No obstante, la
pericia narrativa de Lalupú orienta tanto el desarrollo del cuento como su
desenlace en otra dirección, a lo absurdo, a la locura que produce el
fanatismo. En este cuento, se observa una crítica subyacente a la exacerbación
y las acciones de violencia que es capaz de propiciar un partido de fútbol. La
historia ocurre en un bar y tiene un desenlace de muerte y destrucción.
En este cuento llama la atención
la presencia de lo carnavalesco, categoría propuesta por el crítico y filósofo
ruso Mijail Bajtin en su libro La cultura
popular en la Edad Media y en el Renacimiento. De acuerdo con este
planteamiento, la literatura adopta características del carnaval cuando se
ocupa de temas profanos: el sexo, la bebida, el jolgorio, la locura y la
irresponsabilidad. Lo considerado serio o socialmente sagrado es dejado de lado
en este tipo de representación. No obstante, los temas comunes o cotidianos se
desarrollan desde una perspectiva crítica. Esto es, precisamente, lo que se observa
en “Celebración de la muerte”. La historia muestra la profanación de un
elemento considerado sagrado por un gran número de personas: el fútbol. Este
deporte es representado con grandes dosis de barbarie. En el bar del Gato
Álvarez se observa una caterva de seres de diversa procedencia; el fútbol los
hermana y el fanatismo los caíniza.
Uno de los logros evidentes de
este cuento es el acertado contrapunto que hace el narrador entre su discurso como
cronista del partido y su propia enunciación como testigo de los hechos:
Ahora
sí el árbitro se enoja y hace el ademán de querer expulsar a alguien, pero el
resto se le adelanta y vuelven a sacar a patadas a los borrachines. El público
aplaude el fair play, pero no es
tiempo de bromas: Cienciano está abajo en el marcador. El Gato quiere hacer una
movida rara al momento de cobrarle unas cervezas al Ronco Raymundo, pero le
sale mal la jugada y de esto aprovecha el capitán xeneise Diego Cagna que lanza
un furibundo remate directo al arco y que por suerte chocó en el travesaño. El
alma nos volvía al cuerpo mientras el Ronco se arreglaba a las buenas con el
Gato (pp. 31-32).
El desenlace de la historia nos
remite a Explicaciones a un cabo de
servicio, de Julio Ramón Ribeyro, pues presenta el mismo final.
“Ñañañique”
Este es un cuento que pudo haber
corrido mejor suerte si el autor lo hubiese trabajado en el formato de novela
corta. Hay varios hilos argumentales en este texto, pero el narrador se inclinó
por uno de ellos: la historia de una tóxica relación de pareja y su desenlace
surrealista. Eliana y Albert se conocieron en el colegio, al terminar la
secundaria se separaron por motivos de estudio y diez años después volvieron a
encontrarse en la ciudad donde se vieron por primera vez. Eliana atiende una
ferretería familiar y Albert es un ingeniero civil de personalidad conflictiva.
Consumidor de drogas y místico creyente de abducciones extraterrestres, se le
acusa de ser el principal sospechoso de la desaparición de su expareja. Eliana
se entera de estos hechos de manera paulatina. Cuando quiere escapar, ocurre un
final inesperado. El mérito del cuento, una vez más, se encuentra en el oficio
del autor para hilvanar historias; sin embargo, a nivel de estilo y estructura,
el cuento presenta algunos descuidos.
Uno de estos deslices radica en
el cambio abrupto de narrador. La historia, en líneas generales, presenta un
narrador extradiegético, el cual puede, debido a la naturaleza de su mirada,
acceder a todos los rincones de la historia y a la mente de los protagonistas. El
texto también recurre al tradicional diálogo precedido de los clásicos guiones.
Hasta aquí se trata de un relato que presenta de manera acertada los hechos y
es congruente con su propuesta narrativa. Sin embargo, llama la atención
descuidos como los siguientes:
Ella nunca lo olvidó, sería tal vez
porque nunca dejó la pequeña ciudad que había sido el escenario de su amor.
Aunque no había estudiado una carrera, tenía éxito administrando la ferretería
de la familia. Albert terminó la carrera y se tituló de ingeniero civil; volvió
a para trabajar en la Municipalidad de Chulucanas. No volvió a hablarme, era como si me hubiera borrado no solo de su presente, sino también de su
pasado. Montado en una enorme motocicleta, yo
lo veía todos los fines de semana…” (p. 43, las negritas me pertenecen).
En este breve fragmento se mezcla
el narrador extradiegético con el intradiegético (lo mismo ocurre en las
páginas 46, 54 y 59), pues Ella (tercera
persona) y los pronombres en primera
persona se refieren al mismo protagonista. Cabe precisar que el texto sí
presenta apartados en los que se narra en primera persona, solo en estos casos
podría tomarse como una marca de estilo. No obstante, el texto deja la
impresión de que se hubiese interrumpido un proceso de actualización de
narradores.
“Etemenanqui”,
el amor imposible y la Torre de Babilonia
Este es el mejor cuento del
libro. El mundo representado no se ubica más en la ciudad de Piura o en sus
distritos, sino que ocurre en la lejana Babilonia. Trata la historia del amor
imposible entre un esclavo constructor de la torre y Lisbany, una púber doncella
que iba a ser entregada a Nemrod, jefe y señor del lugar. Cuando se consuma el
amor entre estos dos amantes, las personas que se ubicaban al interior de la
torre sufrieron la imposibilidad de comunicarse. Ambos amantes lo descubrieron inmediatamente
después de la cópula. Fue el castigo divino. Peor aun que la prisión perpetua
para Lisbany y la mutilación de algunos miembros del esclavo.
El texto es interesante porque
desarrolla la trama de manera original. Presenta elementos intertextuales que
juegan a favor de los intereses de la historia y aplica de manera breve la
técnica de vasos comunicantes, con la cual brinda información adicional para
entender algunas partes de la trama de este muy bien logrado texto.
“Dórica y el
cepo” o el deseo y el castigo
Este cuento narra la forma en que
le cambia la vida a un eficiente profesor universitario cuando lo nombran
director general del centro preuniversitario de su institución. Este nuevo
cargo le significó mejor sueldo, un repentino trato amable y empalagoso por
parte de su esposa, la consideración de sus demás colegas y, lo mejor de todo,
el hecho de que iba a tener como secretaria personal a la mujer más deseada de la
universidad. La historia da cuenta de las distintas vicisitudes que debió pasar
Abel Regas para vencer su timidez e intentar ligar con Dórica. El texto plantea
la dualidad Dórica y el cepo. En otras palabras, la relación psicoanalítica
entre el deseo y el castigo. Abel decide traspasar esta valla, es decir, hacer
realidad el deseo y sufrir el castigo. El final carece de verosimilitud, pues
Dórica no tiene forma de enterarse de que la esposa de Abel y sus hijos han
partido de viaje.
El poder de la
nostalgia en “El maestro de literatura”
Este es el cuento más corto de
todos. Es la historia de desamor entre dos estudiantes universitarios.
Parecería que es una parte de la historia ofrecida en el primer cuento (“Perra
memoria”), pues incluso aparece Barroco, el animal callejero que los dos
protagonistas de la primera historia adoptaron como improvisada mascota. Al
final los personajes sufren un proceso de desencuentros que lleva a ponerle
punto final a la relación. Particularmente, pienso que lo que salva a esta
historia de no ser una repetición de la primera, es la motivación subyacente
del autor al escribir y situar los hechos trascendentes en ambientes
universitarios: rendirle homenaje a su maestro de literatura Sigifredo Burneo.
Las referencias textuales a otros libros no hacen sino incrementar la
importancia del maestro en el aspecto formador e intelectual.
A manera de
conclusión
Perra memoria es un libro que evidencia las grandes condiciones
narrativas de su autor, pero eso no quita de que sea un cuentario de
orquestación desigual. Por un lado, nos brinda la oportunidad de acceder a
mundos representados muy bien hilvanados, en los cuales se han aplicado los
recursos técnicos con acierto. Sin embargo, también nos ofrece textos que
generan cierta desazón debido al manejo del estilo un tanto confuso y al
incipiente desorden de su arquitectura narrativa.
Si escribir un buen cuento de por sí ya es complicado, escribir un cuentario donde todos los textos tengan calidad sobresaliente es un trabajo arduo y pocas veces visto, aún en autores consagrados de la literatura peruana y latinoamericana. En ese sentido, Perra memoria ofrece un balance positivo de sus cuentos, pues el lector no puede permanecer indiferente a los universos narrativos propuestos por su autor.