Hace algunos meses coincidí con el poeta Ángel Gavidia Ruiz en el puesto de periódicos de mi padre en el centro histórico de Trujillo. Después del saludo respectivo, tuvo la gentileza de obsequiarme sus dos últimas publicaciones. En ese momento no me fijé muy bien en los títulos, pero luego pensé con detenimiento en su denominación: Toda su poesía y Todos sus cuentos. Entonces me asaltaron algunos cuestionamientos: ¿Por qué el doctor Gavidia ha titulado de ese modo a sus últimas publicaciones? ¿Acaso alguna grave enfermedad está mermando la salud del vate y con estos títulos intenta comunicárnoslo de manera indirecta? ¿O tal vez con estos libros ha decidido colgar los guantes de la literatura y dedicarse por entero a su profesión? El poeta Gavidia, el día de su presentación en la VI Feria del Libro de San Borja, me dijo que acontecía exactamente al revés, que faltaba poco para que colgara batas, estetoscopios y escalpelos, pues pensaba dedicar el tiempo de su jubilación por entero al cultivo de la literatura. Entonces comprendí que un poeta verdadero nunca tira la toalla, un artista de la palabra jamás se jubila. Por lo tanto, Toda su poesía y Todos sus cuentos están lejos de pertenecer a sus obras completas, pues el doctor Ángel, aún con la figura enhiesta de un roble, demuestra estar lejos de todos los recodos y vencimientos de la existencia.
Médico cirujano para las dolencias del cuerpo y orfebre de la palabra para las inquietudes del espíritu, no se puede hablar de poesía liberteña sin detenerse en la propuesta original de Ángel Gavidia. Su producción poética y su narrativa se encuentran ligadas a esa preocupación constante del trabajo comprometido con la palabra. En la producción literaria de Gavidia muchas veces se anulan las fronteras del género. En una obra caracterizada por la brevedad, su poesía se encuentra cargada de la experiencia y sabiduría propias de sus relatos y, por su parte, su trabajo narrativo se ve alimentado constantemente por la intensidad lírica de sus mejores versos. Acerca de la brevedad en su obra, Gavidia llegó a comparar su labor de creador con el de un corredor de cien metros planos, pues se trata del tipo de atleta que llega lo más pronto posible a la meta, aún oxigenado y de pie, sin perderse en los vericuetos del barroquismo y del efluvio verbal innecesario. Según Gonzalo Espino (2013), “la escritura de Gavidia pelea contra la pereza, contra el facilismo y se impone la exigencia de hablar con tono renovador” (p. 21).
En este texto me ocuparé, humildemente, de Toda su poesía. Este libro, publicado por Hipocampo Editores en el año 2013, se encuentra conformado por los siguientes poemarios “La soledad y otros paisajes” (1987), “Poemas encontrados” (1996), “Arando en el mar” (1996), “Los caballos del retorno” (1996), “Un gallinazo volando en la penumbra” (1996), “Libreta de apuntes” (1996), “Fuera de valija” (2008), “El centro de la tierra” (2011) y “Otros poemas”.
Es frecuente que después de leer un poema nos cuestionemos por los alcances del mundo representado en sus versos. Esto ocurre a tal punto que nos preguntamos de qué trata o cuál es el argumento que desarrolla el texto. Aquí estamos ante un conflicto de género, pues es conocido que el poema no desarrolla el acontecimiento, sino que lo sugiere, lo insinúa en imágenes, lo sintetiza. No obstante, hemos tenido poetas que han cultivado lo que Camilo Fernández Cozman llamó el poema argumentativo o lo que Víctor Vich propuso como poema del acontecimiento (tenemos los casos de Washington Delgado y César Vallejo, respectivamente). En este sentido, la poesía de Gavidia no argumenta ni desarrolla; sus versos, a través de imágenes sublimes y poderosas, sugieren y canalizan la emoción. En su poesía coinciden la emoción más inquietante y la palabra descarnada en su simpleza, además de breve.
Respecto de los tópicos que aborda, la poesía de Gavidia muestra hondas preocupaciones por el devenir de la existencia humana. Parafraseando a Publio Terencio, podemos decir que al poeta Gavidia, como hombre de natural filiación, nada de lo humano le es ajeno. Sus versos se caracterizan, además de la brevedad, por la marcada soledad que envuelve el discurso del yo poético, una soledad añorada, asociada a los elementos tranquilos del mundo rural: “Luego de ti/ y de la bulliciosa población que te habita/ torno a la soledad/ como alguien que regresa a su querencia (p. 33)”. La soledad, entonces, se constituye en un elemento principal de la poesía de Gavidia, soledad alimentada por el desconcierto propio del yo poético inmerso en un proceso de engañosa transculturación, producto esta de la migración del campo a la ciudad (“Como oveja extraviada de un rebaño que ignoro” - p. 39). Esto lo podemos notar en los elementos interculturales que presentan sus versos: “La soledad semeja/ un buen asno/ que trota/ parajes donde el hombre/ pastara desde niño/ su dolida mitad”.
Otro elemento importante en la poesía de Gavidia, casi a nivel de personaje, es la ciudad. La sección “Poemas encontrados” presenta una poética de los espacios novedosos, fríos y desconcertantes ubicados dentro de la urbe. Es en el reducido estómago de concreto de la ciudad donde el autor va encontrando poemas que construyen y determinan su sensibilidad. Por ejemplo, en el “Poema encontrado en la banca de una plaza cualquiera” se expresa lo siguiente:
Mi libertad:
la piel de cemento de las calles,
los restaurantes con piso de aserrín,
los mercados,
la fruta prohibida,
los letreros que dicen: no hay trabajo,
los días que desfilan untándome de nada,
mis zapatos,
el último trago de mal ron,
la soledad
o la angustia como sucesión de gusanos escalándome,
nuevamente el mal ron,
y más allá
los locos que se fueron
abriéndole un forado a esta libertad (p. 59).
En este poema encontramos a un yo poético desencantado de la urbe, tal vez a un migrante que no encuentra en la ciudad el acceso a la prometida modernidad, al goce de los derechos de la ciudadanía como contar con un simple puesto de trabajo. La urbe es descrita como una prisión de cemento; entonces el licor y la locura se constituyen en rápidas vías de escape, en falso alivio para la dolorosa existencia. En consecuencia, hasta aquí podemos afirmar que en Toda la poesía de Ángel Gavidia se añora lo rural, y se consolida lo bucólico como una realidad construida a partir del desencanto de la ciudad: “Aquellos años,/ como un tordo extraviado/ entre los guabos./ Y mi mirada,/ agrio añil/ o caballo despeñado/ náufrago y salvo entre tus aguas” (p.75)
Es importante tomar en cuenta el significativo bestiario que contiene la obra poética de Ángel Gavidia; en sus versos encontramos asnos, caballos, ovejas, grillos, lobos, luciérnagas, perros, gallinazos, yeguas, venados, gallos, murciélagos, cisnes, cucarachas, langostas, pájaros, tigres, hormigas, camellos etc. Elementos que sin duda merecen ser tomados en cuenta a partir de la interrelación que el poeta establece con ellos en espacios determinados, y de los cuales prometemos ocuparnos en un ensayo posterior.
Finalmente, la poesía de Gavidia cuenta con dos herramientas fundamentales y necesarias para que los versos pergeñados por alguien se constituyan en verdadera poesía: la sinceridad de la vivencia, la musicalidad del lenguaje y el poder enunciador de la imagen para sugerir representaciones oníricas o reales cargadas de emoción y sensibilidad. Esto lo podemos notar en su poesía erótica, la cual también forma parte de este libro. En el poema nueve de “Al centro de la tierra” (2011), el poeta dice:
La impostergable cita,
la temida y amada,
la soñada;
allí,
donde vive la cosquilla de Dios/ como una reina
entre largas colinas,
en húmedos ramales,
en la gruta
donde se sobresalta
el tiempo
el mundo
el bien
el mal,
el intrépido salmón llega agitado,
olvida el largo viaje,
desoye a sus heridas,
se zambulle,
se solaza,
se estremece,
lanza su blanco canto
y luego muere
cumpliendo a plenitud con su destino.
En conclusión, en Toda su poesía encontramos la vital importancia del universo andino, del mundo rural, del orbe, de los seres que pueblan los campos y las ciudades. También poemas cargados de erotismo, amor, desamor y desolación. Toda la poesía de Ángel Gavidia es un cóctel de emociones hermosas, apaciguadoras, pero también inquietantes para el espíritu. Quienes se sumerjan en la lectura mágica de estos poemas podrán acceder a una variedad de emociones representadas por elementos cotidianos, tanto rurales, urbanos y hasta oníricos. En resumidas cuentas, tal como lo dice el poeta Alberto Alarcón en el comentario de contratapa, estamos ante “poesía de alta tensión, de fuego abrupto, pero también de sosiego, égloga y silencio”.
César Olivares Acate
Referencias
Gavidia, A. (2013). Toda su poesía. Hipocampo Editores.